Medio Bartleby, Medio que no le importa
En el año 2002, mientras que Argentina permanecía con los humos de la revuelta en el aire, Rafael Pinedo fue galardonado en Cuba por Casa de las Américas con su libro Plop. Sus escasas entrevistas, su limitada participación en la cultura literaria argentina y su temprana muerte por cáncer en 2006 lo convirtieron de poco a poco en un personaje de una «subcultura», difícilmente apreciado fuera de su territorio. Sus libros editados, en Argentina por InterZona y en España por Salto de Página fueron lentamente circulando de boca en boca y mano en mano. En 2020, Mariano Vesta escribió un retrato autobiográfico sobre la mítica novela y Pinedo, titulado Inmersión, Una imagen proyectada de Rafael Pinedo (Tren en movimiento), un pequeño homenaje al escritor con menos pretensiones de ser escritor.
¿Quién es Rafael Pinedo?
En una breve entrevista realizada por Alejandro Alonso para Axxón y Garrafa News, conocemos un poco más sobre él. Prefiere que lo llamen Rafa y es padre de dos hijos. Estudió informática y Ciencias Exactas y Naturales. «Empecé a escribir desde muy chico, como algo natural que surgía de mi desaforada manía de leer todo lo que me caía entre las manos. A los diecisiete o dieciocho años quemé todo y no volví a escribir dos líneas hasta los cuarenta años«. Un día, acompañando a un amigo en crisis, asistió al taller de escritura de Ana Jusid y allí comenzó Plop.
La Trilogía de la Destrucción de la Cultura
Recomiendo leer la trilogía en el siguiente orden: Frío (2004), Subte (2006) y Plop (2002). La intención es comprender la degradación plausible y formar espectros de entendimiento que nos ayuden a entender lo que sucede en Plop. En los dos primeros libros se observa el camino de la destrucción, donde aún queda parte de la cultura humana contemporánea; la especie mantiene ciertos valores humanistas y sensibles. En cambio, en Plop, una nueva sociedad con sus propios tabúes, miedos y cultura sexual nos resultaría asquerosamente aberrante.
En Frío, se retrata la vida de una monja dentro de una orden religiosa, profesora de economía doméstica que se esconde en su monasterio como refugio, mientras afuera un frío cortante congela los dedos, volviéndolos necróticos y obligando a cortarlos. En su interior, la beata convive con ratas asquerosas y hermanas ratas, mientras su vocación espiritual la lleva a una interesante relación con los animales, realizando reflexiones inter-especies y cambios de paradigmas acorde a la era del capitaloceno. En los libros de Pinedo, es el único que habla del viejo mundo (el nuestro), donde existen recuerdos tangibles de lo que fue la sociedad, de lo que significa un refrigerador, una sartén y el sexo, más o menos, digamos.
El Tercer Libro: Subte
Si el libro anterior explora las razones espirituales de la existencia, Subte aborda la naturaleza de la comunidad humana, el nacimiento, la reproducción y el instinto materno de la supervivencia. Todo está oscuro en los subterráneos de la ciudad; uno de los platos más requeridos son los troglobios y los hongos de moho. Los animales se vuelven cada vez más salvajes y acechan; pueden ser perros lobos o lobos perros. Esta obra resulta corta, precisa, pero lo suficientemente descriptiva. Se muestra cómo se fue perdiendo parte de la cultura humana moderna hasta regresar a sus instintos mamíferos más primitivos.
Plop
Si los libros anteriores tenían algún sentido, Plop es otra cosa. La escritora Mariana Enríquez lo describe así: «Es una novela breve, económica, algo desprolija, pero coherente con su sadismo. También es una historia de la lucha del poder en el reino del egoísmo; en este sentido, el ascenso y la caída de Plop podría ser el itinerario de cualquier otro personaje, de esclavo a tirano, de marginado a explotador».
El libro nos acorrala, por un sentido moral y nos obliga a leerlo en códigos antropológicos, pensándonos en el diferente y el estudioso. Los tabués como el sexo son sinónimos de usar-jugar-violar, parecen confusos en una sociedad donde nadie sabe muy bien que hacer cuando se está caliente (Elvira Navarro en el prólogo titulado Grado Cero). ¿Por qué sacar la lengua cuándo uno come es tan grave? ¿Qué carajo es él Karibom?, ¿Por qué quemar bebés albinos?, ¿Qué mierda es eso de descifrar signos y decirlos en voz alta? ¿Lectura acaso?, asco.
En este libro, la obra de Pinedo se lleva al límite, reduciendo al máximo los adjetivos, purificando radicalmente la moral y el comentario de sus libros anteriores, entregando solamente el verbo, la acción y la descripción concreta. Las características metafóricas de una sociedad contemporánea no existen; la relación con la realidad es solo un juego literario que los lectores, con sus propios ritos y política, deben desentrañar.
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El ladrón de escobillones
